martes, 17 de enero de 2012

No es mucho pedir.

Lo esencial es invisible a los ojos, nadie ve lo que realmente importa. 

En verdad no pido mucho, solo pido felicidad, no más; Al parecer pedir eso es más difícil que pedirle un beso a Marilyn Monroe.

Solo quiero una ella, la que me de felicidad, la que me quiera peinado y despeinado, la que se enamore tanto de mis virtudes como de mis defectos, la que me diga todo en una mirada, lo afirme con sus besos y sus caricias, una chica a la que no le de pena demostrar lo que siente con sinceridad. Aquella chica que me deje morder sus cachetes y simplemente me sonría y luego me bese. No pido mucho al pedir que quiero ser su felicidad y que ella sea la mía, poder caminar de la mano por todo lado y sentir que vamos volando. Una mujer, una en todo el sentido de la palabra, una que me pida que le regale todas mis letras y que al dárselas sienta que aun así no es suficiente. Una chica que le agrade mi romanticismo aunque lo que diga le parezca estúpido y descabellado.

No es mucho pedir confianza, sinceridad y lealtad. 

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